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Transito una mañana
buscando mil respuestas,
y sólo tú,
y luego una tarde
que se cubre de añil
y una noche desesperada,
y siempre tú.
Inmerso en el corazón
limpio las telarañas
de sus oscuros rincones,
rebusco vestigios de verdad
en los álbumes de la memoria,
interrogo sobre sus razones
al alma,
y descubro que en aquella
noche desesperada,
en aquella tarde añil,
en aquella mañana transitada,
siempre la respuesta eres tú.
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miércoles, 22 de abril de 2009
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