¡Claro que sí ! pequeña niña invernal,
también la poesía tiene su teléfono,
pero sus números extraños
bailan en un disco celeste ¿o celestial?
nada que ver con numeraciones
árabes o romanas (sí, las de la escuela).
Son hadas y sílfides
(maravilla de las maravillas)
quienes marcan sus cifras,
¡Te sorprende!
ahí escondida tras tus orejas de lana
¡que calentita!
tu visión del mundo
hoy se engrandece,
quizá sea esa visión
lo que le robaste a Alicia,
muñeca de abrigadas formas
Sí, la del cuento.
Pero el poetífono
se conecta por otras líneas más sensibles,
quizá menos exclusivas, aunque no lo sé,
niña de un otoño ya trasnochado.
Pero lo que si sé,
es que tiene tan escaso servicio
(se usa tan poquito)
que aunque esto no sea poesía
igual nadie se entera.
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